Sin protocolos en Perú atrevido pueblo enfrenta covid-19
Por: Amaro Rodríguez S.
El término protocolo se ha vulgarizado tanto desde los altos niveles diplomático, como conocer el Protocolo de Rio de Janeiro, de amistad y límites, suscrito por diplomáticos de Perú y Chile, el término siempre se mantuvo usado en altos niveles diplomáticos, como un orden de prevalencias en los actos cumplidos a nivel de gobiernos, Nacional, Regional y Municipal a cargo de una oficina de Relaciones Públicas, hoy Imagen Institucional, pero actualmente en época del Covid-19, se emplea en actividades domésticas.
Se utiliza de término protocolo para reiniciar de las actividades productivas suspendidas por la cuarentena y de otra índole, también en el comportamiento de las personas como acciones preventivas de contagio con el Covid.19, en trabajadores en general como el comercio delivery. Este término lo tenemos hasta en la sopa, en mi tierra Poroto, un agricultor quedó sorprendido al llamarse protocolo ponerse un bozal (mascarilla).
En víspera de cumplirse una centena de confinamiento en los hogares populares, sus integrantes algunos débiles para soportar el enclaustramiento, con aparición de traumas psicológicos olvidarán las recomendaciones protocolares, que indudablemente son importantes para evitar un rebrote del virus y en forma muy atrevida con irresponsable audacia se olvidarán de los protocolos, confiados en sus aún fortalecidas defensas inmunológicas.
Mientras tanto el Covid-19 sin protocolo en forma abierta algunas veces y otras encubiertas llegan como dijo César Vallejo, “son los heraldos negros que nos manda la muerte” y arrebata la vida de los que están en el frente, dando la cara para derrotar al Covid-19 mientras contabilizamos a mas de 228000 contagiados y más de 6,000 fallecidos, cada día más dramático para la familia, poder identificar a sus muertos entre decenas de cadáveres.
Ya se avizora el fin de la batalla, entonces pensemos como nuestro vate santiaguino César Vallejo, vino a un enfermo Covid-19 y le dijo “no mueras, te amo tanto, pero el cadáver ¡ hay! siguió muriendo” entonces todos los peruanos solidariamente tenemos que rodear a nuestros enfermos y nos vea el “cadáver triste, emocionado; incorpórese lentamente, abrazó al primer hombre, echóse andar”