La Batalla de Junín narrada por el mismo coronel José Andrés Rázuri Estevez
ACLARANDO A LA HISTORIA
Escribe, Blasco Bazán Vera.
AL recordar un año más la Batalla de Junín, sorprende que, en los colegios, institutos y universidades del Perú, no se ha da una explicación real sobre lo sucedido en los campos de aquel 6 de agosto de 1824.
El general Andrés de Santa Cruz en su parte de guerra del 7 de aquel año, nos habla de Canterac y la superioridad de su caballería española, del choque terrible que sostuvo con la nuestra, del feroz acuchillamiento entre ambas; elogia la bizarría de los Húsares de Colombia y sus jefes Felipe Braun, Laurencio Silva y Guillermo Miller; anota nuestros muertos como el capitán Urbina, el teniente Cortés, el sargento Lizárraga; heridos, como el general Necochea, el comandante Sawbry, los capitanes Vargas, Peraza, los tenientes Allende, Tapia y los alféreces Rodríguez, Lanza y Ferrer; total:45 muertos y 99 heridos, por los nuestros y, 2 jefes, 17 oficiales, 345 hombres por parte del enemigo, con gran número de heridos, 80 prisioneros y más de 400 caballos ensillados.
El general Guillermo Miller, dice que la caballería peruana atacó a las 4 de la tarde, que nuestras tropas, al principio, estaban parcialmente derrotadas, pero con el triunfo obtenido, la caballería peruana ha recibido grandes aplausos y “el Libertador me ha hecho más cumplidos de los que merezco”.
En otra carta, del mismo general Guillermo Miller, dice a su amigo John Tomas:
“Nuestra caballería vino sobre el ejército de Canterac a las 4 de la tarde. Le cargó con once escuadrones. Lo enfrentamos de la misma manera. Hubo mucha confusión en ambos lados. Nuestras tropas, al principio, estaban parcialmente derrotadas. Los bravos coraceros, después de haber sido rechazados y flaqueadas por un número superior (cuádruple) hicieron repetidos ataques… y ganaron el día. Casi 300 hombres del enemigo han sido contados entre los muertos en el campo de batalla. Nuestras pérdidas no pasan de los 120, entre muertos y heridos. La caballería del Perú ha recibido grandes aplausos y el Libertador me ha hecho más cumplidos de los que merezco. El enemigo se ha retirado. Los seguiremos. Ni su infantería ni la nuestra han estado en el encuentro. Wyman está bien y conmigo. Espero a John. Le informaré sobre el particular tan pronto como pueda”.
“El Libertador y los generales Santa Cruz y Gamarra, con sus estados mayores, sin pasar el desfiladero, formados cerca de una especie de llano pantanoso por un lado y colinas por el otro, presenciando la huida de nuestras tropas en la embestida y se retiraron rápidamente hacia donde había tomado posición la infantería, una legua en la retaguardia. Ellos creyeron, en cierto momento, que todo estaba perdido. El primer aviso que tuvo el general Bolívar, fue un informe que escribí a lápiz, acerca de nuestro triunfo. Ha sido éste un suceso, en conjunto lo más extraordinario”.
“Al principio estábamos completamente derrotados por el enemigo y si Canterac hubiera hecho avanzar a su infantería (como debió hacer), nuestro ejército probablemente habría dejado de existir. Pero, el ardiente coraje de los patriotas, tropa y oficiales en general, salvaron el día…”.
El General Dellapiani en su obra “HISTORIA MILITAR DEL Perú” describe la batalla de Junín, las ventajas de los españoles, el desorden y, de nuestra parte, el abandono del campo de batalla por casi vernos vencidos y escribe: “Entre los primeros que se retiraron se contó a Bolívar, “que cruzó como un relámpago la distancia que los separaba de la infantería”, la que se había aproximado, en el ínterin, hasta cinco kilómetros de campo de batalla”.
Nos dice que por un “por un verdadero azar, nos transformamos de perseguidos en perseguidores”, en una batalla que duró 45 minutos donde no se hizo un solo disparo”
Como vemos, nos hablan de una casi derrota, de que el “ardiente coraje de los patriotas, tropa y oficiales en general, salvaron el día…”, de los muertos, heridos y prisioneros, pero ni Santa Cruz, ni Miller, menos Dellapiani, nadan dicen sobre la actuación de José Andrés Rázuri el verdadero estratega para ganar esa histórica batalla, y para aclararles, recurrimos al documento remitido por Don José Sevilla Escajadillo, sobrino del coronel José Andrés Rázuri y nacido en el miso pueblo de San Pedro de Lloc, el 02 de septiembre de 1878, diciéndole:
Lima, el 02 de septiembre de 1878
“Querido tío:
“Ahora días tuvo usted la bondad de distinguirme con la relación condicional del incidente en que fue usted autor principal en la batalla de Junín.
“Como esto se ha relatado en general con mucha inexactitud, me permito dirigir a usted la presente para que me diga si es ésta una relación fiel de lo que usted me ha refirió:
“La caballería fue vencida y dispersada, después de una lucha terrible con los realistas que constaba de 1,200 hombres o más.
“Sólo quedaba intacto por no haber tomado parte en la batalla el primer escuadrón de 160 plazas, parte de un regimiento peruano que se organizó en Trujillo, o sea en La Libertad.
“Este escuadrón mandado por el coronel Suárez fue situado de reserva a retaguardia y a la derecha.
“El grueso del regimiento peruano que contaba con 600 plazas había entrado en acción desde el principio. Era usted entonces Ayudante Mayor de ese cuerpo y el coronel Suárez mandó a usted a pedir órdenes al general La Mar, que mandaba la división peruana, sobre lo que debía hacerse con esa fuerza.
“El general contestó a usted estas palabras: “Diga usted al comandante Suárez que salve ese cuerpo como pueda”.
“Usted veía la batalla perdida y animado de los heroicos sentimientos que alentaban a todos los soldados peruanos, juzgó que era preferible la muerte a ser derrotados o hechos prisioneros por los españoles; y al llegar a la vista del coronel Suárez le dice usted en voz alta:
“Mi coronel, el general La Mar ordena que cargue usted de todos modos”.
“Inmediatamente el coronel Suárez despliega el escuadrón en ala y colocándose todos los jefes y oficiales a la cabeza, se lanzaron impetuosamente al combate, resueltos a vencer o morir. Era precisamente el momento en que los españoles ebrios de entusiasmo, con una victoria que creían ya asegurada y empeñados en su sangrienta persecución contra la caballería patriota dispersa en todas direcciones, estaban ellos mismos un tanto desorganizados; y acometidos de improviso por la espalda cesan los españoles de perseguir a los patriotas para hacer frente a este nuevo enemigo que los acuchilla y arrolla con ímpetu irresistible.
“Vanamente tratan de reorganizarse los escuadrones españoles, mas el pequeño escuadrón no le da tiempo; cárgalos sin tregua ni descanso donde quiera que vea un grupo de enemigos con ánimo de resistir. Mientras tanto los escuadrones patriotas se rehacen, vuelven al combate y, al ponerse el sol, la caballería realista, completamente derrotada, huye dejando a la caballería peruana compuesta casi toda por reclutas, las glorias de la memorable Batalla de Junín”.
“Concluida la batalla, el general La Mar llamó a usted y le dijo: “Debería usted ser fusilado; pero a usted se le debe la victoria”.
“A este hecho brillante deben los Húsares de Junín su glorioso nombre. Todos los soldados de este regimiento pertenecían a los departamentos de La Libertad y Piura”.
“He dicho a usted que deseo establecer la verdad en este hecho que debe pasar a la Historia de aquellos tiempos legendarios, porque es altamente honroso para los miembros de su numerosa familia y para el pueblo de San Pedro, que lo vio nacer”.
“Bueno es que no se olvide de este ejemplo de noble altivez, de exaltado patriotismo que hizo ganar una batalla perdida preparando así la gran victoria de Ayacucho que nos dio Patria y Libertad.
“Suplicándole se sirva contestarme la confirmación, me repito de usted su afectísimo sobrino y seguro servidor, (firmado) JOSÉ SEVILLA.
CONTESTACIÓN:
“Lima, 16 de septiembre de 1878,
“Querido sobrino:
“Todo lo que dice esta carta es cierto; pero no quiero aparecer para el público como autor de semejante hecho”.
Tu afectísimo Tío.
(Firmado.) José Andrés Rázuri.
CERTIFICADO:
“Doy fe que el señor coronel José Andrés Rázuri ha firmado en mi presencia la contestación que precede, de su puño y letra. Y a su pedimento pongo la presente legalización, en Lima, el 10 de septiembre de mil ochocientos setentaiocho.
(Firmado) – Manuel Iparraguirre, Escribano Público”.
Puestas las cartas sobre la mesa y de acuerdo a lo estipulado por Jorge Basadre que afirma “que la Historia es más rica cuando han pasado los años”, entonces, ya no hay recatos para que estos sigan ocultos.
La Batalla de Junín fue y es la conquista de la Libertad para todas las naciones de América de Sur;
El triunfo en Junín se logró gracias al pundonor y arrojó de aguerridos soldados, como el coronel José Andrés Rázuri lo escribe a través de su sobrino José Sevilla, a quienes no les importó otra cosa más que luchar para ser libres e independientes.
La ANTOLOGIA DE LA INDEPENDENCIA DEL PERU merece ampliar sus contenidos con la finalidad de alcanzar la verdad con hechos que permanecen soslayados.
Nada dice aquella ANTOLOGÍA sobre el espíritu de discernimiento que acompañó al egregio militar José Andrés Rázuri, nacido en el heroico pueblo de San Pedro de Lloc.
Entonces, es imperativo reconocer el arrojo de don José Andrés Rázuri que haciendo usó del Don del Discernimiento, decidió ejecutar la justificación que convirtió una derrota, en victoria.
La carta del José Andrés Rázuri, educa y expone verdades que deben desertar las sombras para alumbrar la conciencia de todos los liberteños y peruanos en general pues, el ilustre sampedrano José Andrés Rázuri Estévez, con su espíritu de discernimiento dio la libertad al Perú y a todas las naciones de América del Sur.