TRUMP, DESGLOBALIZACIÓN Y ECONOMÍA POLÍTICA DEL PROTECCIONISMO
TRUMP, DESGLOBALIZACIÓN Y ECONOMÍA POLÍTICA DEL PROTECCIONISMO
IMPACTOS DE LOS ARANCELES Y RECONFIGURACIÓN DEL ORDEN COMERCIAL
Jorge Yeshayahu Gonzales-Lara
SocIólogo, MBA Marketing
laramiami@yahoo.com
El anuncio del expresidente Donald Trump, el 2 de abril de 2025, sobre la imposición de aranceles recíprocos a diversos socios comerciales, no puede entenderse simplemente como una medida proteccionista. Más bien, constituye un episodio significativo dentro de un proceso más amplio y estructural: la desglobalización. Este fenómeno no implica el fin de la globalización, sino una reconfiguración profunda de sus reglas, actores y prioridades, donde resurgen la soberanía nacional, el nacionalismo económico y el Estado-nación como agentes centrales en la gestión de la economía global.
El giro proteccionista impulsado por Trump representa un punto de inflexión en el orden económico internacional. Más allá de su impacto inmediato en los precios y en el comercio, sus implicancias deben analizarse desde una perspectiva estructural y comparativa, incorporando estadísticas recientes, teorías sociopolíticas y el impacto diferenciado en regiones clave como Estados Unidos, América Latina y Asia. La hipótesis que se plantea es que los aranceles no solo operan como herramienta económica, sino como una estrategia de reposicionamiento geopolítico en un escenario internacional en crisis.
Desde la economía política, el proteccionismo ha sido una constante en los procesos de industrialización. Ha-Joon Chang (2002) sostiene que los países hoy desarrollados recurrieron ampliamente a los aranceles antes de liberalizar sus mercados. Trump retoma esta tradición bajo una narrativa contemporánea de «soberanía económica» y “America First”, que articula economía, identidad nacional y poder político.
Dani Rodrik (2011) advierte sobre el dilema de la “tríada imposible”: la imposibilidad de mantener simultáneamente democracia, soberanía nacional y globalización económica. En este marco, el proteccionismo puede entenderse como una respuesta a las tensiones entre la integración global y las demandas democráticas internas.
Boaventura de Sousa Santos (2006), por su parte, subraya que la globalización neoliberal promovió una integración de mercados sin una globalización equivalente de derechos. En consecuencia, la desglobalización aparece como un campo en disputa: puede derivar tanto en nuevas formas de soberanía democrática como en proyectos autoritarios de control nacionalista.
Estadísticas comparativas
Para comprender los efectos reales de las medidas arancelarias de la era Trump, es necesario acudir a datos comparativos recientes. A continuación se presentan algunos indicadores clave:
Aranceles promedio aplicados por EE.UU. a socios seleccionados (2024 vs. 2025)
País | Arancel 2024 | Arancel 2025 | Variación |
China | 10% | 20% | +10 pp |
México | 7% | 7% | 0 pp |
Nicaragua | 10% | 18% | +8 pp |
Guyana | 15% | 37% | +22 pp |
Venezuela | 10% | 15% | +5 pp |
Comparación de Aranceles: Países vs. Estados Unidos
El gráfico comparativo que muestra los aranceles que diferentes países imponen a Estados Unidos frente a los aranceles recíprocos que EE.UU. ha decidido aplicar. Este tipo de visualización permite analizar el desequilibrio comercial y los impactos de las políticas arancelarias sobre el comercio global.
El Impacto estimado de los nuevos aranceles en el PIB (2025)
Región | Caída estimada del PIB |
Estados Unidos | -0.4% |
China | -0.7% |
América Latina | -0.3% |
Unión Europea | -0.2% |
Si bien la economía estadounidense podría beneficiarse en sectores clave, el costo macroeconómico de la guerra comercial es real y sostenido. Las represalias comerciales y la inestabilidad en las cadenas de suministro globales afectan también a aliados estratégicos, lo que plantea interrogantes sobre la viabilidad de un orden basado en la fragmentación comercial.
La imposición de aranceles recíprocos a diversos socios comerciales, no puede analizarse simplemente como una política comercial proteccionista. Más bien, debe leerse como un episodio clave dentro de un proceso más amplio: la desglobalización. Este giro no representa el fin de la globalización, sino una reconfiguración profunda de sus reglas, prioridades y actores. En este contexto, la desglobalización implica el retorno del Estado-nación como agente central, una revalorización de la soberanía económica y la redefinición de las cadenas globales de valor.
Ventajas de los aranceles para Estados Unidos: entre la protección y la soberanía
Desde la narrativa trumpista, los aranceles se presentan como mecanismos de «independencia económica». Entre sus supuestas ventajas destacan:
- Protección industrial: Al encarecer los productos importados, se incentiva el consumo interno y se fomenta la reindustrialización.
- Reequilibrio comercial: Sirven como herramienta para reducir los déficits comerciales con países como China o Vietnam.
- Reafirmación soberana: Reivindican la capacidad del Estado de regular el comercio y proteger a sus ciudadanos frente a la competencia global.
Desventajas internas: el costo de la soberanía comercial
No obstante, los aranceles también generan impactos negativos dentro de EE.UU., entre ellos:
- Aumento de precios: Los consumidores asumen el sobrecosto de productos importados.
- Riesgo inflacionario: La guerra comercial puede presionar al alza los precios de bienes y servicios.
- Pérdida de empleos exportadores: Los países afectados por los aranceles pueden aplicar represalias, perjudicando a los sectores exportadores estadounidenses.
- Tensión diplomática: Estas medidas afectan relaciones con aliados tradicionales y erosionan alianzas estratégicas.
Impacto en América Latina: entre oportunidades y amenazas
Los países latinoamericanos, en su mayoría, enfrentan un arancel del 10% en sus exportaciones hacia EE.UU., salvo excepciones como Nicaragua (18%), Guyana (37%) y Venezuela (15%).
Beneficios potenciales:
- Reubicación de cadenas de suministro: Algunas empresas podrían trasladarse desde Asia a América Latina.
- Oportunidades para acuerdos bilaterales: Algunos países podrían negociar condiciones preferenciales con EE.UU.
Riesgos estructurales:
- Caída de exportaciones: El encarecimiento de productos latinoamericanos puede reducir su competitividad.
- Desempleo y pobreza: La contracción de sectores exportadores afectará directamente a los más vulnerables.
- Inestabilidad fiscal: La pérdida de ingresos tributarios puede impactar negativamente en servicios públicos.
Aranceles y soberanía: la reconfiguración del Estado-nación
Desde la teoría sociológica, los aranceles son más que medidas económicas: son actos simbólicos de reafirmación del poder estatal. Dibujan límites entre «nosotros» y «ellos», debilitando la imaginación cosmopolita y revalorizando el nacionalismo económico.
La desglobalización redistribuye el costo de la crisis global: mientras ciertos sectores industriales se benefician, los consumidores y exportadores pierden. Este proceso refuerza la división entre «ciudadanos patrióticos» y «ciudadanos globales», exacerbando la polarización social.
La guerra comercial también se traslada al plano tecnológico. Las restricciones a empresas como Huawei y TikTok reflejan una disputa por la soberanía digital, el control de datos y los flujos simbólicos.
América Latina: vulnerabilidad estructural frente a la desglobalización
América Latina se encuentra atrapada en una doble marginalidad estructural: excluida del epicentro del nuevo proteccionismo impulsado por potencias como Estados Unidos y, al mismo tiempo, rezagada frente a los beneficios de una globalización que nunca terminó de integrarla plenamente. Sin un proyecto sólido de integración regional ni una soberanía productiva efectiva, la región enfrenta el giro desglobalizador desde una posición de profunda fragilidad.
Impacto de los nuevos aranceles en el Perú: entre el TLC y el dilema chino
La reciente política arancelaria anunciada por el presidente Donald Trump, el 2 de abril de 2025, representa un punto de inflexión con potenciales repercusiones para la economía peruana. Trump decretó un arancel base del 10% para todas las importaciones a Estados Unidos, con tasas diferenciadas: 34% para-China, 20% para la Unión Europea y 10% para los países latinoamericanos, incluido el Perú.
Frente a esta medida, el primer ministro Gustavo Adrianzén señaló que el Tratado de Libre Comercio (TLC) vigente entre Perú y Estados Unidos, que abarca alrededor del 98% de las exportaciones peruanas a dicho país, debería mitigar los efectos de estos nuevos aranceles sobre la mayoría de los productos nacionales.
En 2024, las exportaciones peruanas a Estados Unidos ascendieron a aproximadamente 9.500 millones de dólares, destacándose productos agrícolas como uvas, arándanos y paltas.
Sin embargo, emergen preocupaciones estratégicas adicionales vinculadas al Puerto de Chancay. Mauricio Claver-Carone, asesor cercano a Trump, ha propuesto imponer un arancel del 60% a todos los productos que transiten por puertos latinoamericanos controlados por China, como es el caso de Chancay. Esta iniciativa busca evitar el transbordo de mercancías chinas a través de terceros países para eludir aranceles más altos. De implementarse, podría socavar la funcionalidad del puerto, comprometer la rentabilidad de las operaciones logísticas y afectar significativamente las inversiones chinas en la región.
La creciente presencia del capital chino en sectores estratégicos del Perú es notable. Las inversiones chinas en el país alcanzan aproximadamente los 30.000 millones de dólares, con proyectos emblemáticos como la mina de cobre Las Bambas, que contribuye alrededor del 1% del PIB peruano y ha generado decenas de miles de empleos. Además, en noviembre de 2024, el presidente chino Xi Jinping inauguró el megapuerto de Chancay, una inversión inicial de 1.300 millones de dólares, con proyecciones de superar los 3.500 millones en la próxima década.
Estas inversiones, aunque beneficiosas en términos económicos, podrían provocar nuevas tensiones en la relación bilateral con Estados Unidos. La administración Trump ha expresado preocupación por el avance de China en América Latina, y no se descarta que adopte políticas más restrictivas hacia productos peruanos relacionados con estas inversiones.
En suma, si bien el TLC ofrece cierta cobertura frente a los aranceles generales, las medidas específicas contra infraestructuras con participación china, como el caso de Chancay, constituyen un riesgo económico real. Este escenario subraya la necesidad de una política exterior estratégica, orientada tanto a diversificar mercados como a equilibrar relaciones con actores geopolíticamente contrapuestos.
La desglobalización como campo de disputa
La desglobalización no debe asumirse como un simple retroceso al proteccionismo, sino como un nuevo terreno de disputa donde se redefine la relación entre economía, soberanía y ciudadanía. En este escenario en transformación, el desafío consiste en evitar que este giro desemboque en fórmulas autoritarias y, más bien, convertirlo en una oportunidad para imaginar un orden global más justo, plural y democrático. América Latina debe participar activamente en esta reconfiguración, superando su rol periférico para construir alternativas desde la autonomía regional.
Miami, Florida abril 03, 2025.
Referencias Bibliográficas
- Chang, H.-J. (2002). Kicking Away the Ladder: Development Strategy in Historical Perspective. London: Anthem Press.
- Rodrik, D. (2011). The Globalization Paradox: Democracy and the Future of the World Economy. New York: W. W. Norton & Company.
- Santos, B. de S. (2006). The Rise of the Global Left: The World Social Forum and Beyond. London: Zed Books.