¿Pensamiento Xi Jinping?
Por Wilson Aranda Roncal
Mucha tinta ha corrido desde que en el XIX Congreso del Partido Comunista Chino, los delegados asistentes a dicho cónclave, decidieran que el pensamiento del presidente chino, Xi Jinping, es decir sus ideas rectoras en la esfera política, social, económica y militar de la República Popular China, durante su mandato, sean estudiadas en escuelas, colegios y universidades, y se conviertan en la guía que deberá convertir al gigante asiático en una superpotencia a la par que Estados Unidos y Rusia, hacia el 2049, año en que se cumple el centenario de la toma del poder por Mao Zedong.
Con esta “decisión”, que obviamente no ha nacido del libre albedrío de los 2300 delegados, sino por una exigencia vertical del Partido Comunista Chino, se dice que Xi estaría al nivel de Mao, el fundador de la República Popular China.
Sin embargo, una cosa es lo que piensen los estamentos del Partido Comunista China, y otra muy diferente es la realidad.
En primer lugar, el Gran Timonel, como se le conocía a Mao, no habría dado los pasos de apertura económica como sí lo hizo el líder Deng Xiaoping en su tiempo, tras la muerte de Mao en 1976, y el mismo Xi Jinping en la actualidad. Mao los hubiera calificado de revisionistas, traidores al Partido Comunista Chino y agentes del imperialismo tratando de restaurar el capitalismo en China. Hubieran sido encarcelados y en el peor de los casos condenados a muerte.
Por ello, creo que es apresurado decir que el “pensamiento Xi Jinping” está al mismo nivel que el “pensamiento Mao Zedong”. Más bien está en las antípodas, al menos en lo que en el aspecto económico se refiere.
Recordemos la catastrófica política del Gran Salto Adelante (1958-1961), que impulsó el Gran Timonel, el cual causó la hambruna y muerte de millones de chinos debido a la colectivización forzosa del agro y lograr una acelerada industrialización de China. Mao no hubiera permitido jamás que una economía de mercado sea la base del poderoso crecimiento de la nación asiática, que la ha situado como la segunda economía del mundo.
Fue Deng, quien tiró al tacho el dogmatismo y fanatismo comunista de Mao, que le impedían ser autocrítico de sus propios errores como el del Gran Salto Adelante. Fue Deng quien inició una modernización de China en todos sus aspectos, sobre todo el económico y militar, junto con la agricultura y el desarrollo científico y tecnológico, lo que se conoce como “Las Cuatro Modernizaciones”.
Los demás jerarcas chinos, incluido Xi Jinping, solo han continuado por la senda que inició Deng Xiaoping, alguna vez purgado de sus cargos partidarios por el propio Mao. En lo que sí son iguales y están al mismo nivel el “pensamiento Mao” y el “pensamiento Jinping”, es en el culto a la personalidad que ambos promueven.
Qué duda cabe que a los 1300 millones de chinos no les interesa ver el retrato de Mao Zedong -el genocida que según cifras estimadas, mató a unos 70 millones de sus compatriotas-, junto al retrato de Xi Jinping, si es que este último les augura un mejor porvenir volteando la página de la ortodoxia comunista en su versión maoísta.
Los chinos se sienten poderosos y conscientes de su gravitante papel en el mundo, como me decía mi colega chino Li Chang, con el cual iniciamos una gran amistad en Rusia.
Solo puedo decir que la figura de Mao se usa con fines de propaganda, pues fue él quien llevó al poder al Partido Comunista Chino, el único permitido para tener el monopolio del gobierno desde 1949.