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La Orquesta Sinfónica y el verdadero sentido de la plaza de Armas de Trujillo

Por: Mg. Horacio Alva Villarreal

Comunicador Social

Recientemente, la Plaza de Armas de Trujillo se llenó de música y alegría con la participación de la Orquesta Sinfónica de Lima en un concierto gratuito que cautivó a los trujillanos. Este evento no solo fue un deleite para los sentidos, sino también una poderosa afirmación de la importancia de la cultura en nuestras tradiciones. Sin embargo, en medio de este festín de notas y acordes que nos enorgullecen como ciudad de la cultura.

La orquesta, con su brillante interpretación, nos recordó la riqueza de nuestra herencia musical y la necesidad de divertirnos en espacios que deberían estar dedicados a la cultura y la convivencia. La música clásica, que a menudo se percibe como un lujo elitista, se democratizó esa tarde, llegando a todos los rincones de la plaza. Esta iniciativa es un claro ejemplo de cómo la cultura puede unir a la comunidad, erigirse como un baluarte contra la apatía y fomentar el respeto por nuestro patrimonio.

Sin embargo, no podemos ignorar que la misma Plaza de Armas que sería sede de esta celebración artística también se ve invadida por la actividad comercial informal que, si bien puede parecer popular, a menudo se reduce a un simple espectáculo de consumo. La idea de que la plaza de armas de nuestra ciudad – como lo pensó un orate- se convierta en un espacio popular por la venta de «chancho a palo» es una simplificación superficial. Trujillo, conocida por su riqueza histórica y cultural, no puede permitirse diluir su valor patrimonial en un evento que se asemeja más a una feria de consumo que a una celebración de nuestras raíces.

Es fundamental preguntarnos: ¿qué tipo de popularidad queremos fomentar? La Plaza de Armas debe ser un espacio que impulse el arte, el diálogo cultural y la preservación de nuestras tradiciones. Es un lugar simbólico, un punto de encuentro donde la historia de Trujillo se entrelaza con su presente y futuro. Cada ladrillo de sus edificaciones históricas y cada rincón de la plaza cuenta una historia que merece ser preservada y respetada. No podemos dejarnos llevar por la sencilla idea de que una actividad comercial ruidosa y desbordante sea suficiente para definir la esencia de un lugar tan emblemático.

La cultura trujillana se nutre de su música, su danza, su arte y su historia. Fomentar el respeto por nuestro patrimonio y la rica tradición cultural es un deber que todos debemos asumir. Eventos como el concierto de la Orquesta Sinfónica de Lima, que ofrecen calidad y diversidad sin costo alguno, deben ser el faro que guíe nuestras futuras celebraciones. Apreciar la riqueza cultural de nuestra ciudad debe ser una prioridad para todos, desde las instituciones hasta cada uno de los ciudadanos.

En conclusión, no debemos olvidar que el verdadero valor de la Plaza de Armas de Trujillo radica en su capacidad de ser un espacio para el arte y la cultura, un lugar de encuentro donde todos podamos celebrar nuestra identidad. Mantengamos viva la esencia de Trujillo, valorando y protegiendo su legado histórico mientras abrazamos las posibilidades que la cultura nos ofrece. La música nos ha recordado este principio; es nuestra responsabilidad llevar este mensaje al corazón de cada trujillano.

Foto: Roger Guerrero.

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