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EL SÍNDROME DE DOÑA FLORINDA

Aporofobia.

Cuando en 1973 Roberto Gómez Bolaños (Chespirito) creó la serie de humor «El Chavo del 8» nunca imaginó que su personaje Doña Florinda iba a dar pie a uno de los síndromes que mas infectan al pueblo obrero trabajador de América Latina y por qué no, al mundo entero.

El síndrome de Doña Florinda fue acuñado e ilustrado por #RafaelTon, que escribió un libro con ese título. Los «Doña Florinda» o «Don Florindo» son las personas pobres de espíritu o alma que odian o desprecian a sus pares, o semejantes.

Es decir a sus vecinos o gente de su mismo barrio y clase social. Los doña Florinda no son ricos o de clase media… son pobres. Viven en barrios de pobres, clase obrera.

Y algunos de ellos o (ellas), van a vivir a sectores de clase media alta o ricos, para creerse lo que no son.

Todos en la vecindad del Chavo del 8 eran pobres, porque todos ellos eran dueños de nada. No tenían casa propia y debían pagar mes a mes el derecho a un techo al (obeso recaudador capitalista compasivo llamado Señor Barriga).

Doña Florinda era tan pobre como todos, excepto por un (pequeño local de comidas o venta de churros y una pensión de montepío, es un seguro que reciben las viudas y huérfanos del fallecido afiliado), que le dejó don Federico (el papá de Quico), un marino mercante que se perdió en alta mar. Con esa pensión o montepío que recibía siempre y cuando no se volviera a casar, pagaba. Religiosamente la renta y mantenía muy limpio y elegante a su engreído Quico con traje de marinerito, además de comprarle todos los juguetes y caramelos que a Quico se le antojaban. Sin importarle que el Chavo… siempre lo miraba con hambre.

Como detestaba a sus vecinos, doña Florinda andaba siempre enojada. Con una mueca en el rostro, como oliendo estiércol. Sólo sonreía cuando aparecía su cursi y nuevo pretendiente el profesor Jirafales, con un humilde ramo de rosas. El maestro Longaniza también era pobre, cobraba el salario mensual de un profesor de la educación pública. Donde estudiaba el Chavo y Quico.

Cuando odian a los de su misma clase o nivel social y a si mismos los doña Florinda aman dar su voto electoral a la derecha o tendencia conservadora… o a los intereses del capitalismo, no en base a lo que tienen. Sino a lo que aspiran tener. Denigran y minimizas a cualquiera, cuando escuchan la palabra socialismo o populismo, mientras en sus hogares le meten más papas a la olla para hacer rendir la sopa o el guiso.

Repiten como loros «no queremos vivir bloqueados y embargados como en Cuba», como si vivieran en Dubai, Beverly Hills o el Principado de Mónaco. Y no se juntan con la chusma. Aunque Doña Florinda colgaba sus calzones en el mismo cordel o tendal donde el humilde obrero don Ramón colgaba sus calzoncillos.

*Doña Florinda

Síndrome enquistado en la clase obrera, media, media baja. Y para suerte de pocos ricos, millonarios poderosos amadores del capitalismo salvaje. Y para desgracia de tantos millones de niños con hambre y sin futuro de Latinoamérica, como el Chavo del 8.

 

La aporofobia es el odio, aversión o rechazo hacia las personas en situación de pobreza. El término fue acuñado en los años 90 por la filósofa Adela Cortina, para dar nombre a este fenómeno que afecta especialmente a las personas en situación de sinhogarismo.

Fuente: F/neysilinda.paucaasto

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