EL AGUADOR
Antes del establecimiento de la empresa que suministrara agua potable en la ciudad, las pilas, los pilones y los pozos eran las formas de abastecimiento. Estos se hallaban repartidos en algunos puntos estratégicos, como los monasterios, hospitales, colegios y algunos establecimientos públicos.
Los criados de las casas y la gente pobre tomaban agua de las fuentes públicas. El resto de la población se abastecía del agua que llevaban los aguadores que estaban matriculados en las parroquias.
Eran por lo general negros o zambos, que formaban la agrupación más importante de la colonia pues llevaban consigo un servicio indispensable. Existían dos categorías de aguadores, los que iban a pie y los que iban a burro.
Los primeros vestían un delantal de cuero y cargaban un barril pequeño al hombro.
Los segundos colocaban dos barriles que iban sobre el burro. Además, ambos llevaban un escapulario de Nuestra Señora del Carmen y una bolsa de cuero que contenía el dinero de la venta.
En las acuarelas de Pancho Fierro, por ejemplo, podemos diferenciar 2 tipos de aguadores: los que reparten a pie vestidos con un delantal de cuero y los que van en burro teniendo la posibilidad de llevar 1 barril adicional.
Al paso de los aguadores y al oir la campanilla, la gente le decía: »¡Aguador, écheme usted un viaje!» a lo que éstos respondían: »¡Está vendío!». Existen numerosas historias de estos personajes que transitaban la ciudad.
Así, Manuel Atanasio Fuentes nos cuenta que en la ciudad existía un aguador que había sido militar llamado Ño Cendeja que recorría la ciudad con pasos marciales. También se cuentas las riñas que pasaban la gente que vivía en pisos altos pues los aguadores decían: »No trepo escaleras».
Bibliografía empleada:
OLIVAS, Rosario. Los pregones de los vendedores ambulantes en La cocina cotidiana y festiva de los limeños en el siglo XIX. Lima: Universidad de San Martín de Porres, Escuela Profesional de Turismo y Hotelería, 1999, pp 91-106.
Fuente: letrashistoricas.blogspot.com
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